martes, 19 de enero de 2021

Idiomas

Entre superficies rocosas similares a los cantos rodados erosionados por los avatares del destino palidece un cuerpo, fatigado por la falta de alimentos. 

A escasos metros el trotar de un camello cargado de letreros y cachivaches varios, un alquimista que viaja de pueblo vendiendo sus "pociones y encantamientos" de todo tipo: ¿Quieres triunfar en el amor? ¿Dinero? ¿Hijos? Allá donde tu imaginación alcance, el podría ayudar con sus útiles.

Tampoco muy lejos, un pequeño riachuelo marca el sonido rítmico del agua, tan monotono que es ignorado al cabo de unos instantes por todos los que pasan, mientras una niña baña cantando una pegadiza melodía ajena a los ojos que la rodean.

Los grillos, pájaros y demás seres, ininteligibles, murmuran y derraman sus sonidos, salpicando de color como un telar entretejido, uniendo los escenarios, haciendo que el hambriento, el buscador y el incauto no lleguen siquiera a escucharse.

El que no ve, el que no siente y el que miente.

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