martes, 19 de noviembre de 2013

La convergencia

La vergüenza, que poco a poco se iba cayendo de las manos, al final no pudo evitarse que se olvidase en el culo del vaso del ultimo bar.
Las palabras, que dominan allá donde se les nombre, que con gracia pueden convencer a los gigantes que la honda no abate.
La mirada, profunda y fija, se clava allá donde un espejo muestre una realidad. Ciego el sentido, deja paso al tacto que busca calor donde haya algo de frió abrasador.
La introspección, compañía infalible, insaciable de conocimientos que siempre llevan al punto de partida.
Los valores, que crean al caballero y le dan fortaleza, hacen viable llevar la venda puesta sin caer. Dan la firmeza al pilar, permiten el ejemplo y eximen de la flaqueza.
La creencia, inexistente y eficaz, hace que todo tenga sentido. En Dios, en la humanidad o en uno mismo...

-"Finalmente, la cúpula se llenó del millar de estrellas que la adornan como si se tratase de gotele".


El hombre avaricioso acumulo cuanto pudo, sin dudar jamas de quien era el dueño de todo aquello que llegaba a sus manos. Con los años, no demasiados, había acumulado una inmensa fortuna... Tal era el tamaño de esta que se calculaba en vidas completas, pues no existe otra magnitud que sea capaz de cuantificar tamaña cantidad.
Pero el Karma, dichosa figura casi tan caprichosa como el destino, aguardaba su oportunidad.
Nadie sabe como paso... Leyendas, solo leyendas hacen las mas mínimas conjeturas.
Lo único que se sabe, y fue por los gritos que se oyeron kilómetros a la redonda, es que todo cuanta avaricia pudo substraer finalmente desapareció.
Cegado por la visión miró al frente. Todo por lo que había luchado finalmente desapareció, el lo supo tiempo atrás pero igualmente no pudo contener la ira cuando no hubo manera de evitarlo.
Cegado por el odio maldijo cuanto le había llevado hasta allí, mas no puedo evitar maldecirse a si mismo pues el había sido el mayor culpable de su desgracia.
Cegado por las lagrimas buscó consuelo allá donde pudo, pero no encontró ningunos brazos abiertos esperando su regreso.

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