jueves, 9 de enero de 2014

Pereza

Un día mas, un día menos. La cuenta no para para nada ni para nadie. Las sensaciones, repetidas y continuas, calan hasta los huesos sin mas repercusión que una simple mueca de indiferencia. El tiempo, llueva o haga sol, no cambiará la sensación de que no hay nada que hacer con esta vida.
Las flores, que involuntariamente se abren cada primavera, no son mas que un reflejo de que las cosas pasan inevitablemente, decidamos que queremos que pase o no.
La cama, armada con vigorosos grilletes, absorbe las horas de vida y provoca un inexorable éxtasis que separa el alma del cuerpo, las horas de la percepción, y exilia el alma del mundo material.
El cuerpo pasea sin ninguna fuerza mas allá que la dinámica marcada por la inercia, bendita segunda ley de Newton. Sin fuerzas ni siquiera para perdonar una ofensa, sin ganas de ver como el sol va tiñendo de malva el cielo en los atardeceres del invierno, la vida pasa lentamente sin metas ni deseos, sin anhelos.
Un día mas que pasa, un día menos que nos queda.

-"La vida sin ilusión no es tan diferente de una cama sin mantas, al final no puedes dormir en ninguna de ellas".

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