miércoles, 8 de enero de 2014

Lujuria

El silencio acogía la estancia, mientras un manto de oscuridad reinaba la habitación. Unas velas se alzaban sobre algunos muebles, llorando la cera quemada. El olor a alcohol se hace presente, y unas botellas de vino tiradas por el suelo decoran la habitación.
En el fondo del cuarto de repente un ruido rompe la quietud. La respiración acelerada cada vez era mas fuerte, poco a poco convirtiéndose en jadeos continuos. Unos muelles quejándose por el balanceo, acompañados por una orquesta de gemidos.
Unas manos de hombre rozando insinuando con sus gestos el cuerpo de una mujer desnuda. Sus pechos, al aire, marcando el ritmo de los envites.
Ella, dominando la situación desde arriba, marca el camino con los movimientos de su cadera. Fuerte y constante, casi sin ningún sentimiento. Con todos los sentidos embotados, y bastante ciegos, cada vez los golpes son mas continuos y fuerte. La tierra se convierte en fuego, el control pasa a ser excitación. Todo a sus ojos es mas oscuro, y no pueden ver mas alla de sus indecorosos deseos.
Deseos que hacen perder la noción del tiempo, que hacen olvidar donde se hayan, para solo seguir buscando el calor allá donde la luz no toca.
En una exaltación del momento toda actividad termina. El primer asalto ha concluido, pero ambos saben que nada mas allá del sexo les une así que se preparan sin temor ni piedad para una revancha.
La batalla ha comenzado, y ha dado lugar a una guerra ardiente.

-"Cuanto mas sucio... Mejor".

Cuando caiga no próxima noche, nadie sabe donde atracará cada barco. Lo que si es seguro es que no sera el mismo puerto.
Toda la adrenalina y la endorfina liberada solo quedara como un recuerdo en ese cuarto, como en otros tantos.

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