miércoles, 8 de enero de 2014

Vanagloria

Nadie se le podía ni siquiera comparar. El mero hecho de que alguien pensará en el junto a otra persona no producía sino asco en sus entrañas.
Nada era como el. El mejor en todo, el mejor en nada.
Sabia que hacer, que decir, que sentir... Sabia lo que había que hacer siempre, en cada momento que vivía.
O al menos eso pensaba y con ello disfrutaba.
Humillar, contradecir, corregir... El día a día de un orgulloso ego engrandecido por auto apoyo continuo.
Pero a nadie le gusta que le recuerden sus errores día tras día, y la monotonía termina por quebrar los cimientos de la paciencia.
La soledad se fue asomando en su vida, y no le importaba.
Pero el mayor problema de pensar que siempre estaba en lo cierto era que no profundizaba, ni se molestaba en avanzar en su vida.
Los libros comenzaron a dejar de fluir, pues nada nuevo iban a enseñarle. Los profesores siempre con sus estúpidas y equivocadas lecciones.
Como una daga a la que no se le afila la hoja su mente se iba embotando, sin mas remedio.
Con los años no solo se demostró que no estaba siempre en lo cierto, sino que no fue mas que otro necio en la historia de la humanidad.

-"Solo se que no se nada...".

Las verdades y las opiniones son como el culo, todos tenemos una.

No hay comentarios:

Publicar un comentario